
02 octubre 2006
Descubriendo... Australia! (Intro)

01 octubre 2006
G'Day Australia!

12 septiembre 2006
Viajando hacia el Hemisferio Sur
Este post está dedicado a los que sueñan con lugares imposibles que algún día, pisarán.
Descubriendo... San Francisco! (Day Three)

Salí de nuevo al mundo tras pasar mi última noche en The Mosser. Desayuné en un Starbucks Cafe cercano al hotel. Hacía mucho frío, como de costumbre, así que pedí un capuccino grande y un trozo de bizcocho de limón para tener energía suficiente en el cuerpo (y en el alma). El cansancio acumulado hacía mella, estaba algo flojita y recuerdo tener melancolía de ciertas cosas. Pero de nuevo me animé, porque el mundo estaba de mi parte y parecía que todo fuera un escenario creado para mi persona: pedí mi desayuno, le dí un billete de diez dólares al camarero y... ¡me devolvió las monedas del cambio haciéndome un juego de magia! A veces, cuando uno no lo espera, todo se conjura para que sonriamos...

Salí a la calle de nuevo y comprobé que la mañana era radiante, incluso tan temprano. Era una buena noticia, puesto que aquel era el día que había planeado para hacer una excursión en bicicleta hasta el puente Golden Gate, recorriendo parte de la llamada 49 Mile Scenic Drive (carretera que permite llegar a lugares desde donde obtener las mejores vistas de San Francisco).
Llegué a Fisherman's Wharf y me dirigí a uno de los muchos negocios de alquiler de bicicletas de la ciudad. De hecho, junto con la visita a Alcatraz, el paseo en bici hasta el Golden Gate es una de las excursiones más populares. Yo recomiendo hacerla, porque es imposible describir con palabras la belleza del recorrido, la sensación de la brisa del Pacífico en la cara mientras pedaleas en dirección al océano, la emoción al ver como, poco a poco, te acercas al puente... Te sientes libre y muy feliz. O, al menos, ¡así me sentí yo...!


Como he dicho, la excursión comienza en los muelles de Fisherman's Wharf. Yo soy tremendamente mala para calcular distancias, pero os puedo asegurar que hay un buen trocito desde allí hasta el puente. De hecho, entre la ida y la vuelta estuve casi cuatro horas pedaleando (con sus pertinentes paradas, por supuesto... pero cuatro horas). Recuerdo que pensaba: "¡Maadremía, las agujetas que voy a tener en Australia por lista, a quién se le ocurre darse este palizón!". Pero me reía, porque estas cosas, sólo me pueden pasar a mí.





Ya en la terminal, a punto de coger el vuelo de Air New Zealand que me trasladaría hasta el hemisferio sur, quise que quedara constancia de las huellas de aquel día. Porque la brisa del océano Pacífico me puso en cuatro horas la cara más colorada del San Francisco International Airport... la cual, por cierto, podría haber competido también con cualquiera de los cangrejos del Fisherman's Wharf. Como os decía antes, lo que no me pase a mí...
Descubriendo... San Francisco! (Day Two)

La niebla, como no, era espesa. El guía nos dijo que para llegar a Muir Woods teníamos que cruzar el Golden Gate y recuerdo sonreír como una niña mientras apoyaba la cabeza en la ventana e intentaba adivinar su silueta en el brumoso horizonte.


Cada media hora un ferry conecta las dos orillas de la bahía, pero también se puede llegar atravesando el Golden Gate.
Aquí escribió Otis Redding su canción "(Sittin' on) The dock of the bay". Este es, pues, el famoso muelle de la bahía...
Es un lugar tranquilo en donde comí mirando el mar mientras de vez en cuando, asomaba algún tímido rayo de sol.

El viento soplaba con fuerza y hacía mucho frío, pero yo no podía dejar de sonreír...
El trayecto en barco dura unos diez minutos y a babor (durante el trayecto de ida) queda el puente más famoso de la ciudad.
Conforme uno se acerca a la isla, se pregunta qué sentirían aquellos presos encerrados en un lugar tan inaccesible, rodeado de las frías aguas del Pacífico plagadas de tiburones.
Allí supe de historias acerca de presos que se fugaron de maneras imposibles, como la de aquellos que nunca aparecieron tras abrir agujeros en sus celdas probablemente con cucharillas. Todo ello se relata en la película Fuga de Alcatraz.Visité también la celda donde pasó sus horas muertas el famoso gangster Al Capone, así como los lugares que los presos pisaban cada día añorando seguro su libertad.
El sol se ponía y un viento impertinentemente frio dominaba la bahía al atardecer. El ferry me dejó de vuelta en el Fisherman's Wharf y decidí volver a casa, al hotel, para descansar y recibir a mi último día en San Francisco con fuerzas tras haber descubierto tantas cosas de este trocito tan bello de la Costa Oeste americana.
Este post está dedicado a todos los que intentamos ser libres en un mundo que se empeña en encerrarnos en cárceles con altos muros que, a veces, no nos dejan ver el sol.
(Pero, en el fondo, la única barrera eres tú: sólo tienes que aprender a saltarte...)
Descubriendo... San Francisco! (Day One)



Recuerdo aquella fría mañana, en la que paulatinamente se fue abriendo el cielo,


Al cabo de un rato, tras decidir mi nueva ruta, crucé Washington Square, presidida por la Saint Peter and Paul's Catholic Church y cuya banda sonora son las decenas de loros de colores que cantan en las copas de sus árboles. El destino era la cima de Telegraph Hill, en donde está una curiosa torre circular que preside la ciudad y que, en origen, fue una atalaya de defensa de la misma. La Coit Tower, que se yergue como una columna romana sobre una colina de San Francisco. Desde este punto se divisa toda la bahía. De hecho, se divisa toda la ciudad. La vista es de 360 grados y es interesante subir allí (por cierto, es tan empinada la ascensión que en lugar de calles, son escaleras!) para poder situarte por primera vez. Esta es la primera foto que pedí que me hicieran en mi viaje. No sabía que,

Cabe decir que, uno de los muchos encantos de esta ciudad es la poca altura de sus edificios. Solamente en el Financial District se alzan varios rascacielos que, por cierto, no rompen con la armonía de la ciudad cuando la divisas desde el mar. Hace unos años, y mediante referéndum, los habitantes de San Francisco decidieron que ya no se construyeran más. Curiosa gente, la de este lugar...
Una vez me

Aparte de ser una de las calles más peculiares del mundo es, sin duda, una de las más bellas: la eclosión de color y el olor de sus flores es increíble. San Francisco y las flores... Qué ciudad tan bonita! Ahora entiendo mejor la canción de Scott McKenzie...
Posé ante mi cámara para unos simpáticos bilbaínos; los cuales, por cierto, me preguntaron cómo había podido andar tantísimo en este primer día en la ciudad (me entendieron cuando les dije que venía de Nueva York, claro está). También me advirtieron del fenómeno de la niebla. "Ya verás esta tarde, sobre las cinco. Este sol irá desapareciendo y la niebla lo cubrirá todo!". Lo que os contaba. Poca gente imagina que este rincón californiano esconde este secreto en verano. De ahí que uno de los souvenirs estrella de sus tiendas sean, precisamente... los anoraks y los gorros de lana!



